Utiliza nuestro buscador

PREMIOS HONORÍFICOS · MIKELDI DE HONOR

PABLO BERGER

LAS PUERTAS DEL ASOMBRO

Bilbaíno de 1963, Pablo Berger pertenece a esa clase de cineastas que han construido un universo reconocible sin renunciar al diálogo con la tradición. Su cine, arraigado en el País Vasco pero abierto al mundo, combina rigor narrativo, invención formal y un humanismo distintivo, con elementos de la sátira. A lo largo de cuatro largometrajes y un breve aunque sólido trabajo previo en el cortometraje, ha tejido una filmografía coherente y diversa donde lo real y lo fantástico se abrazan, y la emoción se convierte en una forma honda de conocimiento.

Cercano a los grandes fabuladores visuales, próximo a veces a Buñuel o Bergman, Berger entiende el cine como un arte de resistencia y ternura. En sus películas, los personajes se enfrentan a lo imposible con ironía y compasión, y lo cotidiano se vuelve extraordinario. Su filmografía es también un territorio donde conviven el humor y la lucidez moral, donde cada imagen parece aportar, con respeto y asombro, una revelación sobre la condición humana.

Su debut con Mamá (1988), rodado en Erandio con Ramón Barea y dirección artística de Álex de la Iglesia, reveló un talento precoz y singular. Mezcla de terror, comedia negra y ciencia ficción, el corto anticipaba ya su inclinación por los personajes marginales y las atmósferas claustrofóbicas. Su proyección en ZINEBI, por entonces el Certamen, resultó fresca y profundamente transformadora: aquella sesión memorable anunciaba un cine nuevo e insólito en el País Vasco. El éxito de Mamá —premiado después en Alcalá de Henares y Elche, y seleccionado por el British Film Institute— le valió una beca de la Diputación Foral de Bizkaia para estudiar en la New York University. Allí rodó Truth and Beauty (1994), nominado a los premios Emmy de Escuelas de Cine y Televisión. Ambientado en los años cincuenta, este corto en blanco y negro exploraba la tensión entre autenticidad y espectáculo mediático, marcando el tránsito de la radicalidad desenfadada y rupturista de Mamá a un refinamiento cosmopolita. Durante esos años, Berger también ejerció como profesor en la New York Film Academy y colaboró en instituciones como Princeton, Yale, la Sorbona y La Fémis, una faceta docente que ha mantenido a lo largo de su carrera.

El salto al largometraje llegó con Torremolinos 73 (2003), una coproducción hispano-danesa protagonizada por Javier Cámara y Candela Peña. Ambientada en la España tardofranquista, la película mezclaba comedia y nostalgia para contar la historia de Alfredo López, un vendedor de enciclopedias que acaba rodando películas eróticas domésticas junto a su esposa, Carmen. Partiendo de ese material aparentemente trivial, Berger abrió una reflexión profunda sobre el deseo de libertad, la dignidad de la clase trabajadora y la creatividad como refugio frente a la mediocridad. La obra funciona además como una metanarración sobre el propio acto de crear: mientras rueda pornografía para Escandinavia en Super 8, Alfredo descubre su vocación artística y sueña con realizar su propia película. Berger juega con los formatos —Super 8, 16 mm y 35 mm— y rinde un homenaje sutil al universo bergmaniano, sin perder de vista la humanidad desarmante de sus protagonistas. Alfredo y Carmen son retratados con ternura, y su peripecia se convierte en una alegoría sobre la posibilidad de la belleza en tiempos de censura. Torremolinos 73 obtuvo la Biznaga de Oro en Málaga, cinco galardones en Toulouse, cuatro nominaciones a los Goya y consolidó al cineasta como una voz singular y valiosa del nuevo cine español.

Con Blancanieves (2012), Berger alcanzó su plena madurez artística. Rodada en blanco y negro y muda, la película trasladaba el cuento de los Grimm a la Andalucía de los años veinte, entre toreros, coplas y una fatalidad casi física. Carmen, hija de un torero legendario, crece bajo el dominio de su cruel madrastra Encarna (Maribel Verdú) y acaba convirtiéndose en “Blancanieves”, una torera que recorre los ruedos de España en una troupe itinerante. Alejada de cualquier ejercicio nostálgico, Blancanieves reinventaba el silencio, rescatando la pureza del cine primitivo para dotarlo de una intensa modernidad emocional. En ella confluían el imaginario de Lorca, la estilización visual del cine mudo europeo y una mirada contemporánea sobre la feminidad y el mito. La ausencia de diálogos se compensaba con la expresividad actoral, el montaje y la partitura envolvente de Alfonso de Vilallonga, que guía cada emoción del relato.

Blancanieves arrolló: diez Premios Goya —incluidos Mejor Película y Mejor Guion Original—, el Premio Especial del Jurado en San Sebastián, el Ariel, nominación al César y múltiples galardones internacionales confirmaron la altura de este creador radicalmente visual. La prensa internacional saludó a Berger como uno de los renovadores más singulares del cine europeo, capaz de combinar tradición y vanguardia con sensibilidad popular.

Cinco años después, Abracadabra (2017) trasladó su universo a un terreno de comedia surrealista y realismo mágico. En esta historia sobre la hipnosis y la posesión, protagonizada por Antonio de la Torre y, de nuevo, por Maribel Verdú, Berger exploró los límites de la identidad y la convivencia con lo inexplicable. Entre lo doméstico y lo fantástico, la película volvió sobre una constante de su cine: la búsqueda de sentido en un mundo que se transforma. Con ocho nominaciones a los Goya, Abracadabra reafirmó su capacidad para fusionar lo sobrenatural con las tensiones más íntimas de la existencia cotidiana.

Esa búsqueda encontró su expresión más universal en Robot Dreams (2023), su llegada a la animación. Adaptando la novela gráfica de Sara Varon, Berger narró, sin una sola palabra, la amistad entre un perro y un robot en un Nueva York estilizado y emotivo. La película, una animación de inspiración tradicional y sensibilidad artesanal, combinaba humor y tristeza con una naturalidad desarmante. Las líneas limpias, los colores cálidos y la expresividad de sus personajes facilitan una conexión emocional inmediata que trasciende cualquier barrera lingüística o cultural: la animación no necesita idioma y el silencio no es un gesto formal, sino la manifestación de la compasión. Robot Dreams obtuvo el European Film Award a la Mejor Película de Animación, dos Premios Goya —Mejor Película de Animación y Mejor Guion Adaptado— y la nominación al Oscar 2024, ampliando el alcance y la potencia del cine de Berger.

Su obra se caracteriza por el uso magistral del realismo mágico, donde lo cotidiano y lo extraordinario conviven de manera fluida y poética. La fantasía es una vía de acceso a la verdad emocional de sus personajes. Recupera la importancia del gesto, la mirada y el simbolismo visual para construir una crítica social y cultural lúcida y profundamente contemporánea. Al mismo tiempo, dialoga con la modernidad española, no solo en lo temático —la exploración del deseo, la identidad o la marginalidad—, sino también en su capacidad para conectar el acervo y las raíces culturales con lenguajes y estéticas internacionales. Su humor melancólico aporta una sensibilidad compleja y profundamente humana: la adversidad se afronta con ironía, ternura y una nostalgia inevitable que humaniza las tramas y las hace cercanas al espectador. Esta fusión de comedia y tragedia, tan enraizada en la tradición hispana, convierte sus películas en una experiencia en la que el público encuentra entretenimiento, pero también revelación.

Pablo Berger ha recibido la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2023), el Premio Diboos de Honor (2024) y la distinción de Caballero de las Artes y las Letras por el Gobierno francés (2015). Es miembro de la Academia de Hollywood y su cine ha sido objeto de retrospectivas internacionales. Es un creador libre, un narrador que ha hecho del cine una forma de emoción y de conocimiento, un artista que mira el mundo con la mezcla exacta —y luminosa— de ingenuidad y sabiduría, capaz de abrir, película tras película, las puertas del asombro.

Organizadores
Organizadores
Con el apoyo de
logotipos
Entidades colaboradoras
logotipos
logotipos