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    PREMIOS HONORÍFICOS · MIKELDI DE HONOR

    RENÉ VAUTIE

    Si bien es cierto que ignoramos gran parte del pasado y el presente de las culturas africanas, no es menos cierto el creciente interés en todo el mundo por recomponer un complejo puzzle histórico y por difundir las nuevas propuestas que en el terreno de las artes y las letras ayudan a la reconstrucción de la identidad cultural del continente y al enriquecimiento del imaginario global. Las primeras filmaciones del periodo colonial, realizadas a principios del s.XX, tenían por finalidad propagar la bondad de la misión civilizadora cristiana frente a la atrasada ceguera salvaje de los pueblos idólatras. Bajo esta excusa se perpetró en África un expolio de uss materias primas y un solapado genocidio cultura que daba continuidad a tres siglos de esclavitud. En esta época proliferan las primeras misiones antropológicas (más o menos dirigidas hacia la causa colonial) que dejan numerosas filmaciones etnográficas. En los 40 comienzan a aflorar interesantes trabajos de importantes realizadores como Jean Rouch y René Vautier. En España, el desconocido director Manuel Hernández Sanjuán filmó 31 cortos propagandísticos en la antigua colonia española de Guinea Ecuatorial entre los años 1944 y 1946, films rescatados de los fondos de la Filmoteca Nacional por la productora We Are Here Films (Mbini, dirigido por Vic Pereiró y Pere Ortín, Altair).

    El prolífico etnógrafo y cineasta francés Jean Rouch (1917-2004) estuvo estrechamente ligado al África occidental. Ingeniero de puentes y caminos, a principios de los años 40 realizó su primer viaje por Níger dentro de un proyecto de construcción de carreteras. Poco después, formará parte de la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Años más tarde conocerá Senegal, Malí, Burkina Faso y Ghana, países donde rodará numerosos films en los que pondrá en escena diferentes culturas africanas. Influenciado por Vertov y Flaherty, en los 50 cambiará su manera de plantear el documental etnográfico. Realizaciones como Les Maîtres fous (1954) y sobre todo Moi, un noir (Yo, un negro, 1958), supusieron el nacimiento de la llamada etnoficción. Lejos de intentar captar la realidad tal y como supuestamente es, Rouch tratará de provocarla en relación a los lugareños, auténticos protagonistas de sus films. Moi, un noir supuso una ruptura con la traducción etnográfica al derribar la barrera entre el documental y la ficción. Tanto éste como su siguiente film, Chronique d´un été (1960), daba origen al cinéma vérité que tanto inspiró a la Nouvelle Vague de Truffaut, Godard, Chabrol etc.

    René Vautier (1928) representa otra manera de entender el cine. Activista por la libertad y la justicia social desde su adolescencia en la SGM, continúa hoy con su lucha frente a la censura y el abuso de poder. Militante comunista, participó en la Resistencia, lo que le valió la Cruz de Guerra con 16 años. Terminada la contienda, realiza sus estudios cinematográficos en el IDHEC, donde pone en práctica sus convicciones filmando diferentes huelgas. En 1949 acepta un encargo de la Liga de Enseñanza y parte al Sudán francés a realizar un trabajo sobre el campesinado que le permite observar sus inhumanas condiciones de vida. Desoyendo la prohibición del gobierno colonial, Vautier comienza a rodar unas atrocidades que le devuelven a la memoria el nazismo. De esta aventura nacerá Afrique 50, primer film anticolonialista, que le costará la confiscación del material (sólo pudo rescatar unas cuantas bobinas), trece procesos judiciales, un año de cárcel y una censura de 40 años. Además de la denuncia de los hechos narrados, la última parte del montaje anticipa de forma esperanzadora la naciente e imparable unión panafricana de los pueblos en lucha por su independencia. Mientras preparaba el montaje, se reincorporó a la lucha obrera, realizando el célebre corto Un homme est mort, que narraba la muerte de un trabajador por una bala policial. Esta cinta fue proyectada cientos de veces por diferentes comités de huelga hasta que se autodestruyó. Ejemplo de cine de intervención social: un reflejo de realidades en cuyo desarrollo se pretende influir con el objetivo de adelantarse a la manipulación que pueda hacer la comunicación oficial negando la palabra a los afectados.

    Poco años después se implica con los argelinos en la guerra por su independencia (1954-1962), tras la cual realiza Peuple en marche (1962) con imágenes de la guerra y los primeros momentos del país libre. Hasta el año 1965 se ocupará de la Escuela de Cine de Argel. De regreso a Bretaña, se entrevista con franceses que intervinieron en la guerra para recoger sus vivencias. El resultado fue Avoir 20 ans dans les Aurès (1971), film de ficción basado en testimonios reales que ganó el premio de la semana de la Crítica en Cannes72.

    En 1973, apoyado por otros cineastas afectados, como Resnais y Sautet, hará una huelga de hambre en demanda de la supresión de la censura política, objetivo que consiguió. Intervino también en otras causas, como el apartheid surafricano, el racismo en Francia, la situación de la mujer, contra el fascismo, contra la polución, etc.

    Hoy día René Vautier intenta recuperar parte de sus 140 películas, declaradas de interés público por la Academia Cinematográfica Francesa. Un legado de enorme valor que ha de estar disponible siempre allá donde se requiera su mensaje. De ahí la importancia de asegurar la continuidad y la adaptación de esta manera de entender el cine a la nueva sociedad tecnológica y sus poderes. La cuestión es cómo garantizar su difusión ante el generalizado veto de las cadenas de TV y las plataformas digitales. Además de intervenir socialmente con su cámara poniendo imagen y sonido a quienes se les niega la palabra, Vautier propicia, a través de sus diálogos de imágenes entre realidades confrontadas, la recepción y la toma de conciencia de acontecimientos ignorados sobre la realidad del otro, en un claro intento por reequilibrar los desfases e injusticias inherentes a las relaciones humanas.

    Es por ello un gran honor para la 51ª edición de ZINEBI y para Bilbao rendir un homenaje a este bretón universal en reconocimiento a su compromiso ético, que responde simplemente a un deber de hombre en memoria de aquellos que dieron su vida por la Resistencia.

    Jesús Ahedo

    RENÉ VAUTIER
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