Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao, organizado por el Ayuntamiento de Bilbao, clausurará mañana su 65.ª edición a las 19:30 horas en el Teatro Arriaga. Durante el acto, se procederá a la entrega de los galardones acordados por los jurados a los cortometrajes, largometrajes y proyectos premiados. Además, la portuguesa Rita Azevedo Gomes recogerá el premio Mikeldi de Honor en reconocimiento a su trayectoria como cineasta en la que “lo clásico y lo moderno convergen, y lo real se amalgama con la ficción reformulando sus vínculos, rompiendo convenciones”, tal y como apunta la programadora at-large en Film at Lincoln Center Cecilia Barrionuevo, con quien la homenajeada por ZINEBI conversará ante el público del Museo Guggenheim Bilbao el jueves 16 de noviembre a partir de las 18:30. Antes de ese encuentro, se proyectará el primer largometraje dirigido por la cineasta portuguesa O Som da Terra a Tremer (1990).

Rita Azevedo Gomes ha comparecido esta mañana ante los medios de comunicación en el Teatro Arriaga, acompañada por el Concejal de Cultura y Gobernanza del Ayuntamiento de Bilbao, Gonzalo Olabarria, y la directora de ZINEBI, Vanesa Fernández Guerra.

La filmografía de Azevedo Gomes es un ejemplo de las posibilidades de conciliación de la experimentación, el documental y lo narrativo. A lo largo de cuatro décadas de trayectoria, ha adaptado –siempre libremente– a Stefan Zweig (en A Colecção Invisível, 2009), a Jules Barbey D’Aurevilly (A Vingança de uma Mulher, 2012), o incluso se ha atrevido con un texto teatral de Éric Rohmer (O Trio em Mi Bemol, 2022) para construir un corpus fílmico sólidamente asentado en la fructífera y armónica relación de palabra escrita e imagen. Ya desde su primer trabajo (O Som da Terra a Tremer, 1990) en el que partió de textos de André Gide, Mário de Sá-Carneiro, Agustina Bessa-Luís (con la que Azevedo Gomes trabajó también en el cortometraje A conquista de Faro, de 2005) y hasta Leonardo da Vinci, se percibe la feliz convivencia de la palabra hablada y una puesta en escena rigurosa e inconformista, sin duda influenciada por su experiencia previa en las escenas teatral (participó en montajes de La gaviota de Chejov, la Antígona de Sófocles o Bérénice de Racine) y operística (La reina de las hadas de Purcell, Platea de Rameau, el Idomeneo de Mozart o La Traviata de Verdi).

Su obra ha sido mostrada y recompensada en festivales de todo el mundo como Berlín, Mar del Plata, Doclisboa, Locarno, Las Palmas o IndieLisboa.